Té saharaui, la sonrisa del niño, los colores de Melfa y la tienda en el desierto

Para muchos el pueblo del Sáhara Occidental tiene algo mágico, algo que se confunde con la realidad y nuestra imaginación. Las visitas a los campamentos, las fotos de las mujeres, hombres y niños que transmiten belleza, resistencia y sonrisas que nos encantan.
Abrazan la causa cautivados por la idea romántica y la solidaridad espontánea que despiertan los saharauis, una gente amable y hospitalaria con tradiciones que quedan bien en cualquier foto de Instagram.
Se idealiza un pueblo todo el simpático, todo el quediro y hospitalario.
Se crean imágenes de héroes como lo hemos hecho con tantos otros.
Pero los saharauis no son el té, no son las tiendas de campaña, no son la música. Los saharauis son mucho más que eso y tienen gente buena y mala como todos los pueblos.
De hecho poco interesa el té, los colores de la ropa o la puesta de sol en el desierto.
Lo que importa es su derecho inalienable a ejercer su soberanía, su independencia.
No importa si nos gusta o no fulano o fulana, si estamos o no de acuerdo con las decisiones sobre a, b o c de los dirigentes o representantes.
Lo que importa y no presenta ninguna duda es que el pueblo saharaui tiene el derecho internacional de su lado.
Lo que importante exaltar sobre este pueblo no es el té, es el hecho de que resiste de manera no violenta, respetando todos los acuerdos que firmó, a pesar de todo el sufrimiento.
Y lo que importa, ahora más que nunca, defender es que se imponga el derecho internacional, obligar a Marruecos a respetar lo que firmó, obligar a la comunidad internacional a romper con la doble moral, falsedad y deshonestidad con la que ha estado lidiando el pueblo saharaui.
Es hora de dejar de creer en los múltiples « enviados » y « representantes » que visitan los campos de refugiados, con sonrisas y promesas nunca cumplidas, para denunciar sus actos y sus mentiras.
Es hora de una acción política, más que humanitaria, para eliminar de una vez por todas la necesidad de enviar migajas a un pueblo cuya riqueza es inmensa pero expoliada.
Es hora de reemplazar las declaraciones emocionales en fotos y selfies con una acción política transversal, con todos los cuerpos políticos, instituciones y partidos y en todos los países.
Isabel Lourenço, 5 de mayo de 2020
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Tags : Sahara Occidental, refugiados saharauis, té saharaui, melhfa, ritual,

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