Marruecos y España. El chantaje consentido de un sátrapa

Los lamentables incidentes de El Aaiún con la muerte de varias personas durante el desalojo por la fuerza de un campamento improvisado de saharauis que solicitaban trabajo y ayudas sociales, pero no la independencia del Sahara, han dejado al actual Gobierno en una situación incómoda por no ser capaz de reconocer unos hechos archidemostrados y unas claras violaciones de los derechos humanos que no por repetidos y hasta habituales dejan de ser repugnantes.

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Moncloa y el Palacio de Santa Cruz con su nueva e improbable moradora han dado el máximo de su inepcia y de su adaptación a unos intereses nacionales, nunca identificados, en nuestra peculiar relación con Marruecos. Al fin y al cabo, en materia exterior lo que haga este Gobierno ya no sorprende a nadie y el Viejo Imperio que un día fuimos ha llegado a alcanzar altas cotas de indignidad de la mano de verdaderos indocumentados. El giro copernicano que el partido de gobierno ha dado con respecto al asunto del Sahara es sólo comparable, aunque éste lo supere, con la mudable postura respecto a la OTAN en los años 1980,s. De Moncloa no espero más que una mudanza aguantando la respiración por lo que pueda pasar dentro y fuera.
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Mientras tanto, ese delincuente, que nos entretiene, que dirige Wikileaks y que es buscado por medio mundo (menos, seguramente, en su casa), nos ha regalado varias perlas que no por sabidas o sospechadas dejan de ser reveladoras. En efecto, los papeles filtrados del Departamento de Estado norteamericano referidos a Marruecos han dejado negro sobre blanco que el Rey Mohamed VI es el que maneja desde la más absoluta e insultante opulecia todo el entramado de corrupción en el sultanato que tiene por finca de recreo. O que el ejército marroquí es marginado, corrupto y felizmente ineficaz.
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Cada día que pasa le debe costar más trabajo, supongo, mantener el pulso y la mirada a nuestra camarilla de políticos que protegen al Sultán de Marruecos y se dejan chantajear por la meca del despilfarro, la injusticia y la corrupción y que encima, se atreve a amenazar con nosequé cambios en la relación bilateral.
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Señores del Gobierno, no dejen que Marruecos revise su postura respecto de España. Adelántense ustedes si les queda un mínimo de dignidad.
Fuente : El baluarte de la Hispanidad, 10 dic 2010

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