La obra de Sanmao sobre el Sáhara Occidental disponible en español y catalán

Se llama Sanmao, es china y gracias a ella los chinos conocieron la historia del Sáhara. Su marido, el español José María Quero, era buceador y se ahogó en 1979. Su tumba siempre tiene flores frescas. Los que las traían no eran españoles sino chinos, taiwaneses, coreanos y japoneses que le llamaban familiarmente José.
Lo conocen a través de los libros escritos por su esposa Sanmao, cuyo verdadero nombre es Chen Ping. Se suicidó en 1991, pero su trabajo sigue a la cabeza de las listas de obras más vendidad. En los últimos 5 años, más de 10 millones de copias de sus libros fueron vendidas.
Chen Ping es un ídolo venerado en Asia, incluso después de su muerte, en parte porque sus libros han alimentado los sueños de millones de lectores con sus relatos sobre mundos exóticos, y también a causa de su propia vida, que parecía haber sido tomada de una novela.
Sanmao llegó a representar el arquetipo de la mujer cultivada, liberada; alguien que viajó por el mundo en su afán de aprender, y que se asentó en la soledad del desierto, y más tarde en las Islas Canarias, para estar con el amor de su vida.
Fue precisamente este aislamiento que le ayudó a centrarse en lo que se convertiría en su obra más conocida, La Historia del Sahara (disponible sólo en su edición original china), una colección de ensayos sobre su vida entre 1974 y 1975. Muchos lectores asiáticos todavía viajan a los lugares que describe en sus relatos.
Cómo llegó Sanmao al Sáhara Occidental? « Un día, en 1967, se presentó en el apartamento de nuestro vecino de arriba, en Madrid. Era el cocinero en la embajada de Taiwán en España en aquel entonces », recuerda Carmen Quero, una de los siete hermanos de José.
Según Carmen, Sanmao « había estudiado filosofía, idiomas, literatura. Nos quedamos fascinados por ella ». José « se enamoró de ella a primera vista « , añade.
Gracias a Iolanda Batallé, la obra de Sanmao, The Story of the Sahara, es hoy en día disponible, por primera vez, en español y catalán.
Fuente : El País, 26 Oct 2016

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