Llegaron al torneo con el único objetivo de cumplir un sueño: jugar a fútbol en España. Se han ganado el cariño de todos/as y además se llevan una victoria bajo el brazo
El fútbol es para muchas personas, una parte fundamental de su día a día. En los campamentos en los que viven los niños del Sahara, todos los días se organizan partidos, en campos de grava y armando porterías con lo primero que tienen a mano ¿Quién no ha utilizado nunca un par de piedras o par de mochilas para armar una portería y poder echar un partido con los amigos de la infancia? Pues bien, allí sucede a diario.
La Selección del Sahara que ha participado en el Cotif Promeses, ha dejado muy buenas sensaciones, por lo humano y por lo deportivo. Más allá de venir a Valencia a vivir una de las experiencias más increíbles de sus vidas, estos chicos, han conseguido dar un excelente rendimiento deportivo, más si se tiene en cuenta que se conocieron un par de semanas antes del torneo, y sus cuatro mejores jugadores más importantes llegaron días antes de que echase a rodar el balón, por problemas burocráticos , ya que ha sido “mucho más complicado de lo que pensábamos. Los niños han venido aquí con el programa Vacaciones por la Paz, y eso nos ha ayudado muchísimo, y ellos han pasado todo el verano aquí. Pero a nivel burocrático hay muchos problemas. Los chavales no tienen nacionalidad, son un estado no reconocido y necesitan un pasaporte colectivo para poder viajar. Muchos de los nombres que figuraban no eran correctos, y 4 de los chicos que venían con nosotros se quedaron allí, no pudieron venir en el vuelo con sus compañeros, y llegaron 4 días antes del torneo en un vuelo regular” nos cuenta Carles Senso, compañero periodista de Levante EMV y miembro del Gabinete de Prensa del COTIF, además de ser una de las personas que forma parte de CUCOP, la asociación que se ha encargado de facilitar que los niños saharauis puedan jugar el torneo.
Esta iniciativa surge en un viaje del propio Senso, en el que tuvo “la oportunidad de visitar los campos de refugiados, y ví que allí el fútbol es una vía de escape y la principal vía de relación social. Todos los días se organizan partidos, de aficionados, en condiciones muy complicadas, y teníamos la intención de poder hacer algo con ellos“, un algo que se ha convertido en una experiencia inolvidable.
Como era de esperar, la organización del COTIF, con su presidente Eliseu Gómez a la cabeza, “se volcó con la iniciativa y nos echó una mano económicamente. Tanto la FFCV como el Valencia CF se han portado genial con los chavales”, apunta Senso, al que no le ha gustado la retirada de la selección de Marruecos del torneo, ya que en ningún caso querían perjudicar a la organización, a la que están tremendamente agradecidos.
Pese a la juventud de los chavales, rondan los 10 y 11 años, ellos “son plenamente conscientes de lo que están viviendo y lo aprovechan al máximo esta experiencia. Son mucho más maduros del resto de chavales de su edad. A los 2-3 años ya van solos por los campos, tienen una autonomía absoluta. Saben que esta es una de las pocas oportunidades que van a tener de poder salir de allí” comenta Senso, algo de lo que se ha dado cuenta todo el que ha tenido la oportunidad de charlar con los chavales, que han dado un claro ejemplo de que el deporte es una de las mejores formas de entender la vida.
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