El 28 de Agosto 2016 quedará en los anales de la historia de la lucha del pueblo del Sahara Occidental como la efemérides de una nueva epopeya del ejército de liberación popular saharaui.
Al igual que en todas las historias épicas, siempre hay un punto de inflexión que es el momento en el que, de repente, todo cambia. Este instante histórico marcado por un gesto heróico que quedará para siempre en la memoria coleciva y que nada podrá borrar.
La epopeya de El Gargarat fue el punto de partida de una nueva étapa decisiva del proceso de paz en el Sáhara Occidental. Ahora, hay un antes y un después de El Gargarat.
Con el episodio de El Gargarat los saharauis volvieron al lenguaje que los marroquíes comprenden y al que se imaginaban desaparecido para siempre en la niebla de un proceso de paz que tropieza desde hace 25 años con su arrogancia, una arrogancia cultivada y estimulada por el apoyo de Francia.
La respuesta del ejército saharaui fue un mensaje destinado a Marruecos y a la ONU. Anuncia el fin de la época de pasividad ante las provocaciones marroquíes recordando el estatuto del Frente Polisario como actor principal e inévitable cuyas capacidad no puede ser ignorada y cuyas decisiones no deben ser subestimadas si se quiere salvaguardar la paz y la estabilidad en la región.
A nivel interior, dió un nuevo aliento al sentimiento patriótico de una población más que cansada de las provocaciones marroquíes et la complacencia onusina.
Para la opinión pública saharaui, la reacción de sus autoridades constituye una etapa transicional de suma importancia en la línea de conducta que se debe adoptar con Marruecos y con la comunidad internacional y que tendrá sus repercusiones positivas sobre la lucha del pueblo saharaui.
A nivel internacional, la respuesta militar saharaui dió un empuje a la causa nacional colocándola en primera plana de la actualidad internacional forzando el Consejo de Seguridad a inscribirla en su agenda y a consagrarle varias sesiones de debate y un comunicado de la Secretaría General expresando su preocupación por la situación. La MINURSO fue obligada a volver a su trabajo después de muchos años de letargo y a desplegar sus tropas en El Gargarat.
Después de 25 años de paciencia, la credibilidad del mensaje saharaui pasa con facilidad y la comunidad internacional lo recibió sin la mínima vacilación.
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