Ahmed Chabi
Dos atentados en diciembre en Kida, al norte de Malí, acabaron con la vida de dos militares senegaleses y pusieron de manifiesto que esta ciudad es de nuevo un bastión de los separatistas tuareg, a pesar de la ofensiva militar del Gobierno maliense, junto a tropas francesas y africanas para recuperar el control del norte del país.
Tan solo dos semanas después de que los independentistas tuareg anunciaran la suspensión del alto el fuego con el Gobierno, un atentado contra el único banco operativo de la ciudad, custodiado por los cascos azules provocó el incendio de un vehículo blindado de la ONU, según la agencia Europa Press.
Pero el más grave ocurrió cuando un coche bomba explotó en la ciudad del noreste de Malí y causó la muerte de dos miembros senegaleses de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Malí (MINUSMA, por sus siglas en inglés) e hirió a varios soldados de las fuerzas malienses, según informó Europa Press.
El Gobierno de España condenó “con firmeza” el atentado a través de un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores. El Ejecutivo marroquí no se ha pronunciado al respecto. En el comunicado español, se aprovechó también para trasladar el “apoyo” a la misión de la ONU y el “respaldo a los esfuerzos desplegados por la comunidad internacional a favor de la estabilidad y el desarrollo de Malí”. El Gobierno también envió sus condolencias “al Gobierno de Malí y a los familiares de las víctimas”, además de expresar su apoyo a las autoridades malienses “por sus esfuerzos de organización y desarrollo del proceso electoral en curso”.
Correo Diplomático, 30/01/204
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