Etiquetas : Marruecos, Mohammed VI, Alhoceima, Nasser Zefzafi, hospital, universidad,
El Rey Mohamed VI ha dado luz verde para que los hospitales Mohamed VI en Alhucemas y Zemmouri en Kenitra abran sus puertas a los ciudadanos tras la finalización de sus obras. El hospital de Alhucemas cuenta con 250 habitaciones, mientras que el de Kenitra tiene 450 habitaciones.
La apertura de estos hospitales llega en un contexto donde, durante las protestas del Hirak en el Rif, una de las demandas de los manifestantes era precisamente la construcción de un hospital en la región. Estas protestas, que tuvieron lugar en 2016 y 2017, se originaron tras la muerte del pescador Mouhcine Fikri y se expandieron para incluir demandas por mejores servicios públicos, incluyendo atención médica, educación y empleo. A pesar de que la infraestructura sanitaria solicitada ahora está siendo entregada, los líderes del Hirak continúan en la cárcel, lo cual sigue siendo un punto de tensión y controversia en la región.
La inauguración de estos hospitales representa un paso importante para mejorar la infraestructura sanitaria en estas áreas, respondiendo parcialmente a las demandas de la población local. Sin embargo, el hecho de que los líderes del Hirak sigan encarcelados muestra que las tensiones políticas y sociales en el Rif no han sido completamente resueltas.
Por lo tanto, la apertura de estos hospitales debería estar acompañada por la liberación de Nasser Zefzafi y sus compañeros que siguen en las cárceles del régimen, y además en condiciones infrahumanas por haber reivindicado la construcción de un hospital y una universidad.
Cabe recordar que durante décadas, los rifeños se han sentido política, económica y culturalmente marginados y discriminados. El poder central no comenzó a invertir en la región sino hasta después de un terremoto en 2004 que causó importantes daños. A pesar de este renovado interés, el Rif aún sufre de una alta tasa de desempleo, superando el 20 % de la población activa, lo que representa el doble del promedio nacional, mientras que predomina la economía informal.
La mayoría de los hogares dependen del apoyo financiero de miembros de la familia que viven en Europa, principalmente en los Países Bajos y Bélgica. La región también carece de educación: el 43,8 % de la población no tiene ningún diploma, en comparación con el 36,9 % a nivel nacional.
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