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Provocación sin precedentes. Marruecos cruza la frontera de la vergüenza. Y confirma sus « dones » de depredador en busca de espacios.
También confirma que este Estado se pierde bajo los efectos de su propio hachís.
El Majzén, sometido durante más de 5 siglos al complejo de Ceuta y Melilla, provincias españolas plantadas en el corazón sin latidos de un país desgarrado por sus propias contradicciones, acaba de inventarse un nuevo pretexto, una forma singular de provocación dirigida a Argelia.
Las autoridades marroquíes han mostrado su resolución de atacar el patrimonio inmobiliario que Argelia posee en Rabat.
Simplemente han decidido llevar a cabo un plan de expropiación dirigido a los bienes diplomáticos argelinos, una deriva que viola totalmente las normas y usos en la materia, según lo dictan las convenciones de Viena que confieren carácter sagrado a los territorios diplomáticos y otros espacios consulares.
Sin honor ni sentido de responsabilidad alguno, Marruecos no va a liberar Ceuta ni Melilla. Su « reacción » se deja inventar un enésimo intento de provocar a Argelia.
Esta desviación por parte de un Estado claramente canalla muestra que la política del makhzen pierde pie y busca una nueva materia capaz de desviar la atención de su población, cuya miseria social sigue empeorando a la sombra del rechazo de una buena parte de la opinión a los acuerdos con el Estado sionista.
Marruecos busca sobre todo liberarse de las preocupaciones de su pueblo e intenta otra maniobra para ocultar sus extravíos.
Su objetivo, Argelia, uno de los pocos faros que ilumina las conciencias contra el antisionismo y a favor de las causas justas, seguirá siendo para siempre una frontera más alta que todas las tentaciones.
En este juego sucio, Marruecos sabe que está abocado a su perdición.
Fuente : Algérie Breve News, 18/03/2024
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