Si bien generalmente se dice que una imagen es mejor que mil discursos, la realidad que nos da la que tenemos ante nuestros ojos no podría ser más clara. Seguramente nos permite medir el abismo entre el discurso de los funcionarios marroquíes y el drama que viven a diario los marroquíes, hombres o mujeres, bajo la influencia del Majzen. Veamos la imagen de arriba – una escena de horror que tuvo lugar hace unos días en el barrio de una gran ciudad marroquí, e intentemos ver y entender de que se trata con exactitud.
Es un policía marroquí, bien alimentado y vestido – marcas distintivas en el paísdel Majzen de un alto rango en la jerarquía – que está golpeando hasta la muerte, en la plaza pública, a la vista de todos, una mujer sin ninguna piedad ni consideración por su edad o por el pequeño bebé que está tratando desesperadamente de sostener en su espalda para protegerlo de los golpes del policía furioso y evitar que caiga al suelo.
Hace unos años, Mohamed VI, el nuevo rey recién instalado en el trono, aceptó, bajo la presión amistosa de Jacques Chirac, promulgar una nueva Moudawana (código civil) que Francia y España, entre otros, consideraban como la inauguración de una nueva era para las mujeres árabes y musulmanas marroquíes.
Hace unos meses, y en el marco del Consejo de Derechos Humanos de Ginebra, varios países occidentales no dudaron en felicitar a los representantes del Majzen, que acudieron con fuerza para participar en la sesión, por los « avances realizados por el gobierno Marroquí en el marco del respeto y la salvaguardia de los derechos del hombre y la mujer marroquíes ».
¿Cuándo acabará la hipocresía y el reconocimiento de una realidad que, sin embargo, evidente para todos, a saber, que el régimen del Majzen es, por naturaleza y en esencia, sólo la expresión de una negación flagrante de los derechos y libertades más elementales?.
Y que esta es la verdadera cara del Majzen y no la idílica que las autoridades marroquíes, con la complacencia de ciertas agencias de propaganda occidentales, están tratando de promover en el plano internacional.
Fuente: Sahara Occidental Opinions, 02.06.2008
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