SÁHARA OCCIDENTAL
Enrique Vaquerizo relató para el periódico digital español El Confidencial la increíble historia del hombre que salvó de su destrucción a la última iglesia católica en Dakhla (Sáhara), Nuestra Señora del Carmen. Los Oblatos de María Inmaculada han estado sirviendo allí desde 1954.
Las huellas de la ocupación española en el Sáhara prácticamente han desaparecido pero en el área del Sáhara Occidental los signos de la presencia Ibérica se pueden encontrar todavía en la ciudad que se llamó Villa Cisneros y que es ahora más conocida como Dakhla.
Mientras en el pasado siglo existía una ciudad que todavía alojaba una floreciente ciudadela española, ahora de ese pasado colonial sólo quedan huellas en algunas alcantarillas y la iglesia. El edificio puede visitarse gracias a Semlali Mohamed Fadel. Aunque es musulmán lo puedes encontrar los domingos cuando pasa por los pasillos de la iglesia en su silla de ruedas. Saharaui, musulmán, discapacitado, Semlali Mohamed Fadel, al que se conoce como “Bouh”, conoce y habla de la iglesia como si fuera un guía turístico. Nacido en 1965 e hijo de un soldado saharaui que trabajaba en el ejército español, fue enviado a España a la edad de cuatro años después de contraer la polio. Estuvo seis años en Las Palmas con los Hermanos de san Juan de Dios y decidió regresar al Sáhara en 1982, pero en poco tiempo se dio cuenta que la Villa Cisneros que él conoció ya no existía. Después de la retirada del norte de África de los poderes coloniales europeos esta parte del territorio del Sáhara Occidental fue ocupado de hecho inicialmente por Mauritania y luego por Marruecos.
Bouh que abraza las dos identidades, saharaui y español, después de crecer en un entorno católico, se encontró en un país que ya no sentía como suyo. “Yo no conocía mucho sobre el Islam y había olvidado cómo hablar en árabe… En Las Palmas iba a misa pero no comulgaba. Estaba en la iglesia pero todo el mundo sabía que era musulmán y me respetaban. A mi regreso de repente me sentí extranjero”
Bouh buscó refugio en un lugar que pudiera serle familiar pero cuando llegó a la iglesia de Nuestra Señora del Carmen la encontró cerrada y ocupada por soldados. El ejército marroquí había comenzado a usar parte del edificio después que España se retiró.
“Cuando los españoles salieron, la comunidad cristiana de la ciudad desapareció con ellos. En los años que siguieron no había más que 5 o 6 españoles. Los marroquíes no dejaron nada que recordara España”
El P. Luis Ignacio ROIS, uno de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada de Dakhla, también recuerda aquellos tiempos: “En 1975 todos se fueron, solo los misioneros quedaron aquí. Se quedaron por la amistad con los saharauis y porque el Vaticano pidió que permanecieran. Los marroquíes ocuparon la iglesia algunos años para presionarlos de algún modo”
A pesar que algunos edificios españoles habían quedado ya en ruinas y contra la recomendación de la UNESCO, en 2004 el gobierno de Rabat decidió eliminar los últimos vestigios del pasado colonial derribando un Fuerte español del siglo XIX, el edificio más antiguo del Sáhara Occidental. Si Bouh no hubiera actuado, la misma suerte hubiera corrido la iglesia en el antiguo enclave español de Villa Cisneros. Delante de los soldados que iban a destruir el edificio sagrado y del que ya habían comenzado a demoler la parte posterior, un vecino fue a llamar a Bouh que se colocó entre la iglesia y la máquina excavadora. “Los militares me dijeron que (la iglesia) nadie la utilizaba, estaba abandonada y se caería… Además era un edificio cristiano y ellos eran musulmanes. Yo contesté que no, que era nuestra, que era patrimonio del pueblo saharaui y que nadie podía tocarla. Corrí para llamar a mis vecinos y no nos movimos de allí hasta que llegó el gobernador”
Desde ese momento Bouh promovió una campaña social de forma incansable, intentó contactar con el Prefecto Apostólico, las autoridades de El Aaiún y el Vaticano hasta que el gobernador de Dakhla llegó a un acuerdo para dejar la iglesia. A cambio pidió que las protestas terminaran y no decir nada sobre la parte posterior que ya había sido destruida y por eso ahora Nuestra Señora del Carmen permanece como el único testimonio de una época pasada.
Actualmente mucha gente asiste a la iglesia, como es el caso de Pierre Sené, originario de Senegal. Tan pronto como pasó la frontera de Marruecos buscó una iglesia católica pero no pudo encontrarla. Fue gracias a la cruz que llevaba al cuello que un viejo saharaui le indicó la dirección de la iglesia Nuestra Señora del Carmen. La primera vez que asistió a misa había solo dos turistas franceses. Entonces Pierre comenzó a invitar a otros migrantes para que vinieran. Hoy Pierre es el responsable de los proyectos desarrollados por la Misión Católica en unión con Cáritas para ayudar a los migrantes. “Los migrantes que llegan no conocen a nadie, no tienen lugar donde ir o dinero después de haber estado viajando por meses. Aquí los acompañamos y ayudamos con asistencia médica”
El P. Luis Ignacio Rois nos confirma que la migración ha revigorizado la comunidad católica de Dakhla y nos contó cómo muchos emigrantes, cuando toman la decisión de cruzar el Mediterráneo, llegan para pedir la bendición antes de marchar.
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