La causa saharaui había registrado numerosas victorias en 2016 en los marcos diplomático, político y jurídico, haciendo fracasar las maniobras del ocupante marroquí que prosigue, vanamente, sus actuaciones destinadas a « legalizar la expoliación de un territorio » perteneciente a un pueblo.
La causa saharaui había registrado numerosas victorias en 2016 en los marcos diplomático, político y jurídico, haciendo fracasar las maniobras del ocupante marroquí que prosigue, vanamente, sus actuaciones destinadas a « legalizar la expoliación de un territorio » perteneciente a un pueblo.
Estas “históricas” victorias del pueblo saharaui han sido conseguidas gracias a la prosecución de una lucha que perdura desde hace más de 40 años, por la independencia y la autodeterminación, conforme a la legalidad internacional y la legitimidad de un combate. A ello se añade el sostén internacional, tanto institucional como asociativo, encarnado a través de la postura del Secretariado general de las Naciones unidas saliente , las decisiones de la justicia europea y el indefectible apoyo de la Unión africana al pueblo saharaui cuyo único y legitimo representante es el Frente Polisario. La justeza del combate del pueblo saharaui se manifestó, además, por la última bofetada infligida a Rabat, a raíz de la sentencia de la Corte de justicia de la Unión europea. Sentencia que recalca que el acuerdo de libre-cambio sobre la agricultura y la pesca entre Marruecos y la Unión europea no es aplicable al Sahara occidental, territorio bajo ocupación.
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