La ONU acaba de recordar a Marruecos ciertas verdades relativas a la cuestión del Sahara Occidental, sobre todo en lo que concierne las partes en conflicto, declarando solemnemente que el Frente Polisario es el único legítimo representante del pueblo saharaui. Una verdad a la que incluso Marruecos, la otra parte en el conflicto, no se opuso al menos durante un cierto tiempo en el que concluyó el acuerdo de paz con el Frente Polisario, antes de retractarse. Una cruel derrota para Rabat que pensaba que podía crear otros actores, los suyos por supuesto, y replantear una cuestión resuelta desde hace mucho tiempo, la de la representación.
En este caso, no es ni casual ni desprovista de motivos ocultos. Se sabe a quién designará Rabat y por qué motivo. Es un claro y definitivo rechazo a la ONU que hizo caso omiso a los esfuerzos marroquíes tendentes a imponer otros actores por otras vías, ya que Marruecos ya no tiene ninguna posibilidad de imponer el menor cambio internacional. El hecho tuvo lugar el viernes en el Comité de Descolonización de la ONU y Marruecos trató de imponer la persona que él eligió y que llevará un mensaje diferente al de todo un pueblo. La maniobra es evidente y la ONU ha identificado hace mucho tiempo las partes en conflicto e incluso los países vecinos.
Rabat podía y debía haber evitado esta nueva derrota diplomática, ya que los votos de esta instancia siempre tuvieron como base el principio de la descolonización y el Sahara Occidental figura desde 1964 en la lista de países y territorios no autónomos. Una constante desde hace décadas que Rabat intenta borrar de los anales onusinos. Y eso que todos los saharauis en los territorios ocupados, y el mundo lo sabe con certeza, apoyan a la lucha de su pueblo por la independencia y al mensaje del Frente Polisario.
Hé aquí, pues, un vano intento de reescribir la realidad del conflicto del Sahara Occidental, y el fracaso es aún más amargo que nadie discute la realidad en cuestión y esta etapa ya fue sobrepasada en gran medida como lo demuestran las resoluciones de la ONU. La única cuestión planteada es cómo avanzar hacia la aplicación de estos textos que estipulan todos el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. Desde noviembre de 2014, el Secretario General de la ONU tiene previsto revisar el enfoque adoptado hasta el momento para elegir aquel que llevará a esa meta por la vía más rápida sin hacer que el pueblo saharaui siga esperando.
Medidas audaces, dícese, mientras Rabat está tratando de obstruir, pero ¿hasta cuándo? se preguntan. Alborotando en la reunión del Comité de Descolonización, incluso en detrimento de las reglas de la diplomacia, Marruecos delata el límite de sus posibilidades. Muy pocas, en efecto, por no decir nulas, demostrando también que ya no puede oponerse por mucho tiempo al trabajo de la ONU como cuando bloqueó la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO), lo cual constituye un factor de ánimo para los saharauis. Y otro desencanto para Marruecos.
Mohammed Larbi
El Watan, 20/06/2016
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