Campo de refugiados de Tiduf (Argelia).- El presidente saharaui, Mohamad Abdelaziz, fue enterrado hoy por el rito musulmán en Bir Lehlou, una localidad de alto valor simbólico en las zonas liberadas ya que allí se proclamó en 1975 la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), que él mismo dirigió durante más de tres décadas.
La peregrinación a este trozo perdido del desierto, situada a seis horas de carretera de los campamentos de refugiados en el oeste de Argelia, comenzó a medianoche en Rabuni, capital administrativa de los refugiados.
En un ambiente de reivindicación festiva, decenas de coches se juntaron en la rotonda principal de la lengua de asfalto que desafía las arenas y casi en línea recta atraviesa brevemente para internarse en el Sáhara occidental.
Al grito de « Alá es el más grande », a bordo de todo tipo de vehículos, y con decenas de banderas saharauis bajo las estrellas, familiares, miembros del gobierno y del Frente Polisario y escasos ciudadanos llegaron a la ciudad que Marruecos reclama como suya para la ceremonia musulmana.
Como exige el rito, el cadáver de Abdelaziz, que falleció el pasado martes a los 68 años a causa de un cáncer de pulmón, fue envuelto en un sudario y colocado directamente en la fosa para que sus restos se fundan con la tierra.
A la ceremonia, en la que se recitaron varios pasajes de El Corán y que concluyó con un sentido llamamiento a la independencia y a la lucha, asistió el presidente de la Coordinadora Estatal de Asociaciones de apoyo al pueblo saharaui de España, José Taboada.
Taboada, que conoce bien la zona ya que realizó en ella el servicio militar durante la época colonial, criticó el viernes la falta de representación oficial del Gobierno de España, país que ocupó el Sahara Occidental hasta la invasión marroquí de 1975.
La muerte de Abdelaziz, cuyo sucesor será elegido en un congreso extraordinario una vez que concluyan los 40 días de luto, ha ocurrido en un momento de creciente tensión en zona por la decisión de Rabat de expulsar a gran parte de la misión de la ONU para el Sahara Occidental (MINURSO).
Esta misión fue creada en 1991 para supervisar el alto el fuego alcanzado entre Rabat y el Frente Polisario y tiene como principal cometido preparar el referéndum de autodeterminación que apoya la comunidad internacional y obstaculiza Marruecos.
A principios de marzo pasado, y en respuesta a la decisión del secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, de utilizar la palabra ocupación para referirse al conflicto, la monarquía alawi ordenó la salida de 72 empleados civiles de la misión.
Consultadas por Efe, las autoridades saharauis consideran la expulsión marroquí una oportunidad de desbloquear un conflicto que lleva 25 años varado en la vía diplomática y que desalienta a una parte de la población saharui.
En su opinión, la misión debe regresar pero esta vez con un calendario fijo para la celebración del ansiado referéndum de autodeterminación.
Además de lidiar con la decisión que adopte Marruecos -el reino alawí debe pronunciarse sobre el regreso de la Minurso antes del 30 de julio-, el nuevo presidente saharaui deberá hacer frente al malestar de un amplio sector de la población joven que prefiere abandonar e diálogo y regresar a las armas.
Una vía, la de la paz a través de la negociación, que siempre defendió y dejó como legado Abelaziz, quien como otros muchos miles de saharauis murió en el exilio sin alcanzar el sueño de regresar a la tierra que le vio nacer.
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