(Alfonso Lafarga).- Asistió en El Aaiún a una manifestación por los presos políticos saharauis y fue abofeteada, presentó una denuncia por la agresión y volvió a ser agredida. Fueron los “delitos” de Zainab Abdelahi Bachir Musa, una mujer saharaui dueña de su libertad.
Se dirigieron hacia ella coléricos, ya habían reprimido la manifestación de los saharauis en apoyo de los presos políticos pero esa mujer seguía allí, sola, en la acera, junto a la parada de taxis, con su melfa verde y gafas de sol.
Los policías, hasta cinco en algún momento, todos de paisano, los conocidos como “escuadrones de la muerte”, la rodearon e increparon. Uno de ellos, con sudadera negra y gorra deportiva también negra, se encaró con ella, alzó la mano y le abofeteó.
Zainab Abdelahi Bachir Musa, que procuró en todo momento dialogar con sus agresores, no se amedrentó e intentó defenderse, pero solo consiguió coger las gafas al vuelo antes de que cayeran al suelo.
Ese día, el 2 de abril, salió a la calle en solidaridad con los presos políticos saharauis en huelga de hambre del grupo de Gdeim Izik, los condenados hasta con cadena perpetua por un tribunal militar. Estar allí fue su decisión, lo mismo que cuando en marzo viajó a los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia) para celebrar el 40 aniversario de la Republica Saharaui. Allí participó en el Maratón Internacional por el pueblo saharaui y cuenta que con un buen resultado, “digno de la mujer saharaui”.
Cuatro días después de la agresión acudió por la mañana a presentar una denuncia y nada más salir de la oficina judicial fue abordado por un agente de paisano, que intentó arrebatarle el sobre donde llevaba el escrito, que acabó roto.
La bofetada y el maltrato fueron grabados por un equipo de periodistas saharauis. Es “doloroso y vergonzoso”, dice Zahra Ramdán, presidenta de la Asociación de Mujeres Saharauis en España (AMSE). “Un policía de ocupación marroquí avasallando a una mujer saharaui, tenemos que seguir luchando”, afirma esta activista que tuvo que huir de El Aaiún para no ser encarcelada.
Para Hayat Rgueibi, que con 19 años padeció tortura y prisión, lo ocurrido a Zainab Abdelahi “es la situación que se vive allí, hay muchos casos, en esta ocasión ha quedado grabado”.
La actuación de Zainab Abdelahi “es la fuerza de la mujer contra la ocupación, la lucha por sus derechos”, afirma Hayat y “representa la dignidad y la resistencia de la mujer saharaui, señala Zahra.
Pero lo ocurrido el 2 y 6 de marzo no han sido casos aislados. Cuando llegó el 4 de marzo de los campamentos de refugiados, junto con otros 90 compatriotas saharauis, en el aeropuerto de El Aaiún había un gran despliegue de fuerzas de seguridad y policías marroquíes. Este es su relato, publicado en EIC Poemario Sahara Libre:
“Nos sometieron a un estricto y humillante cacheo, nos requisaron nuestras pertenencias, como libros, banderas, celulares etc. Mi teléfono móvil se lo llevaron y al cabo de un rato me lo entregaron y al abrirlo me di cuenta que el jefe de policía seleccionó las más de 75 fotos personales y las había enviado a su teléfono personal, marca XperiaZ2, y el envío lo había realizado a través de Bluetooth. Al darme cuenta me desvanecí por la rabia y la impotencia ante el injusto y cruel trato que había sufrido ese día. Junto a los otros compañeros nos echaron a la fuerza del aeropuerto”.
“Toda la persecución contra mí –continúa- se debe a mi militancia y mi desafío como la primera chica saharaui de los territorios ocupados que ha osado a participar en nombre de las otras mujeres en la maratón. Y desde aquí mi respeto y mi admiración a todas las mujeres saharauis. Y que sepa nuestro enemigo marroquí que a pesar de sus agresiones contra mí no van a doblegarme, sino que me llenará más de fuerza, más de resistencia pacífica y más de desafío. Y que sepa el ocupante que la mujer saharaui no es aquella que está confinada en su casa o sometida a los quehaceres de ésta”.
Lo ha dicho Red Radio Maizirat, un grupo de periodistas saharauis, al difundir la grabación de la agresión: “La mujer saharaui en su cultura es la dueña de su libertad, no se concibe el maltrato a la mujer, que se considera una parte fundamental de la sociedad”.
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