Por Mulay Ahmed Jalifa, economista e intelectual saharaui
En una de tus obras, “Polisario El Alma de un Pueblo”, confiesas que te marchaste a hurtadillas; otra vez vuelves a marchar sin contar con los demás, esos que tanto te necesitan, como la prosa y la poesía, el verso el artículo y nosotros, muchos somos los que quedamos huérfanos, no solo el pequeño Mohamed, ni viuda solamente Mariam. El primer representante que tuvo la República Islámica de Mauritania en las Naciones Unidas, donde comenzaste tu lucha solitaria para imponer el reconocimiento al derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, incluso anterior a la creación del Polisario, representante legítimo, después entraste en profundas contradicciones con el presidente, debido a tus exigencias para implantar un régimen de corte progresista, avanzado, más justo y libre en Mauritania.
En la RASD, te hiciste cargo del Consejo Nacional, formaste parte del Buró Político del Frente y ostentaste el cargo de Ministro de Información, organismo en el cual me encontraba prestando servicio o sea, fuiste mi jefe. Debido a tus exigencias, aquí no estuviste exento de polémicas, sobre todo al ausentarse el Líder.
Dos países que probablemente no podrán agradecer suficientemente lo mucho que les concediste; te desvives para que existan y se consagren, luchaste por ellos, con ellos y en ellos, siempre en condiciones de desigualdad.
Tus gestos medidos y tus frases hermosas, tu robusta fragilidad, tu sonrisa Gioconda y tu pluma de oro era tu arsenal. Dedicaste todos los minutos de tu vida a esos principios de identidad, a la causa del bidan, sin desatender a los que padecían la represión en África, en Asia o en América Latina. No ambicionabas nada a cambio, salvo la satisfacción que el militante experimenta al sentir el deber cumplido.
Tu monumental talento quedaba orientado a valerle a las sociedades de la cultura del Hassania, sin descuidar la cultura universal. Te fuiste, y ahora, qué, las plumas se quedarán, a penas sin usar, la rima, el soneto o simplemente un artículo de fondo, un análisis de actualidad, te van a echar en falta, en fin ya nada será igual.
Hace sólo unas semanas nos hemos encontrado asistiendo todos al XIV congreso del Frente, donde te notamos lleno de vida y de ilusión, donde escuchamos con atención tu intervención, en la que no ahorrabas los buenos consejos, donde nos relatabas a todos tus vivencias con El Wali Mustafa, tu compañero de militancia y objetivos y con el cual, sin avisar, te acabas de reunir allá en el paraíso donde acuden los héroes y los mártires. Después, hubo quien aseguraba de que aquello se trataba de la despedida, aunque fuera así, las despedidas siempre fueron odiosas y ésta, sí lo ha sido de verdad, no lo es menos.
Ahora los militantes peregrinarán hacia dos tumbas en Nouagchot. El Estado de los saharauis te llora, estuviste presente para fundar la Republica Saharaui, RASD. Mauritania gime tu muerte, honraste su identidad, “Elbidan”, tu pasión y tu obra dos pueblos que un día en Nouagchot me confesaste que nunca entenderás que puedan permanecer separados. Te pregunté por Baba Mesca el mauritano y por Baba Mesca el saharaui, a lo que me respondiste que no estabas dispuesto ni tampoco podrías si quisieras prescindir de ninguna de las dos condiciones.
Es curioso como advertí la necesidad de tomar esa instantánea, cuando te vi entre aquella multitud encima de la tarima en la sala del congreso y Pepe Taboada se encontraba abajo, junto al público muy atento, cuando le tuve que rogar que se precipitara en subir para situarse a tu lado y plasmar la historia. La historia de dos hombres, uno llegado de Galicia, lugar donde finaliza la Península Ibérica al nor-oeste, de profesión arquitecto y de ocupación Polisario, llegaba atraído por la militancia en pro de los derechos de los pueblos y me da la sensación que motivado, además por un cargo de conciencia que atañe a su país de origen, España, por permitir convertirse en mala colonizadora y peor descolonizadora, justo el motivo que atrajo a ese otro hombre del sur-oeste de Mauritania.
Me acuerdo, al entrevistarte un día en Noagchot, te pregunté si la política era para ti profesión o vocación, me respondiste que ninguna de las dos cosas, que simplemente eras un militante. Ello quedaba patente al ver cómo no cuentas con, a penas recursos materiales, sabiendo que de haber sido ese tu objetivo, enriquecerte a costa de la política o del politiqueo, de la escritura superflua o panfletaria, ello estaba en tus manos, pero claro no se encontraba, ni de lejos, en tu civilizada mentalidad.
Dos hombres, en fin, que se unieron sin cita previa en una misma causa que les pareció noble, lo cual es justo lo que buscaban y ahora son dos saharauis, un español y un mauritano, polisarios, como el más. Hoy, otro día de Marzo 2016, a Taboada le deseo larga vida, firmeza en su pulso por su amor a las causas justas, que permanezca para siempre en el camino trazado por Mesca y por El Wali, a los cuales deseo se hallen en el Olimpo en el lugar más alto del Paraíso, en Marzo, desde su día 14 y en Junio desde su NUEVE pasando por todos los días de todos los años, hasta la eternidad.
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