Una de los mayores empresa compradoras de fosfatos del Sáhara Occidental, la lituana Lifosa, propiedad de la rusa EuroChem, ha decidido suspender sus importaciones provenientes de los territorios ocupados por Marruecos, considerados por la ONU como un territorio no autónomo pendiente de descolonización y sobre el que ningún país ha reconocido la soberanía marroquí.
La empresa de fertilizantes rusa EuroChem escribió el 16 de febrero de 2016 a Western Sáhara Resource Watch (WSRW), red internacional de organizaciones y activistas que investigan y realizan campañas hacia empresas que colaboran con intereses marroquíes en los territorios saharauis, que “el Grupo no tiene intención de comprar roca fosfórica del Sáhara Occidental en 2016 ni en un futuro previsible”.
Según WSRW, Lifosa ha sido uno de los mayores importadores de roca fosfórica del Sahara Occidental y durante los últimos siete años se llevó más de dos millones de toneladas de oro blanco. El informe P de Pillaje 2014 clasificó a Lifosa como el segundo mayor importador mundial en ese año. WSRW informa que ha estado en contacto con Lifosa y sus propietarios, EuroChem Group, desde 2010. “Las reticencias iniciales de la empresa para responder a las preguntas de WSRW acarrearon que, en junio de 2011, fuera retirada de la Lista de las NU de Empresas Socialmente Responsables. Esta lista la lleva Global Compact, la iniciativa de las NU que exhorta a empresas de todo el mundo a adherirse a los principios de responsabilidad social de las empresas”.
Desde entonces, añade WSRW, “Lifosa/EuroChem ha buscado activamente el diálogo con WSRW y ha llevado a cabo estudios de diligencia debida con respecto a importar del Sáhara Occidental mientras esté bajo ocupación. La compañía declaró a WSRW en marzo de 2014 que estaba buscando maneras de diversificar las compras del exterior. Estas estrategias han culminado en la decisión de EuroChem de dejar de importar del Sáhara Occidental a partir de 2016”.
“Damos la enhorabuena a Lifosa por adherirse al derecho internacional y dar fin a las compras en los territorios ocupados”, ha manifestado Sandra Bogdanova, coordinadora de Western Sáhara Resource Watch en Lituania.
“Marruecos no tiene derecho a vender los recursos de los saharauis, ya que esas ventas no hacen más que prolongar el conflicto. Podemos asegurar que la decisión de Lifosa será acogida calurosamente por el pueblo del Sahara Occidental”, ha dicho Bogdanova.
Lifosa era el último importador de la UE de roca fosfórica del Sáhara Occidental. WSRW señala que “con la retirada de Lifosa terminan todos los envíos de la controvertida mercancía a Europa, salvo una notable excepción: En 2015 WSRW observó un único envío a Ucrania, irónicamente un país que acumula titulares por la anexión por Rusia de una parte de su territorio nacional, Crimea”.
Lifosa forma parte de la compañía registrada en Suiza EuroChem Group, con una mayoría detentada por intereses rusos. En 2013 la compañía australiana Impact Fertilizers, de propiedad suiza, anunció que iban a parar sus compras. Compañías de fertilizantes de Noruega, Alemania y los EEUU también detuvieron sus compras del Sáhara Occidental ocupado.
Western Sáhara Resource Watch, que agrupa a activistas y organizaciones de más de 30 países, publicó en enero de 2015 que en el Sáhara Occidental está la cinta transportadora más larga del mundo y que desde las grandes minas de Bucraa los fosfatos saharauis son llevados a una distancia de más de 100 km hasta terminar en el puerto de El Aaiún. Desde allí los buques de carga transportan los fosfatos a varios países, para ser utilizados en la producción de fertilizantes.
En 1968, cuando el Sáhara era colonia española, había 1.600 saharauis empleados en la industria del fosfato. “En la actualidad, indica WSRW, la mayoría de ellos han sido sustituidos por marroquíes que se han asentado en el territorio. La industria ahora emplea solamente a 200 saharauis de un total de 1.900 empleados. Los empleados saharauis sufren discriminación en relación con sus colegas marroquíes. Son muy pocos los saharauis que han sido promovidos desde 1975, y la mayoría han sido despedidos”.
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