Mohamed VI con lider tuareg, enero 2014 |
Por razones históricas, la tensión siempre caracterizó a las relaciones entre Argelia y su antigua metrópolis, Paría. Sin embargo, el desarrollo de los acontecimientos en el Sahel y el norte de Africa cambiaron la política de Francia hacia sus vecinos de la Riviera sur del Mediterráneo.
Desde los años 1960, decenio en el que la mayoría de los países africanos adquierieron su independencia, París recurrió con mucha frecuencia a la intervención directa en lo que se hace llamar su “jardín privado” para salvaguardar sus intereses estratégicos en Africa. Hasta la década de los 80, la Françafrique constituía uno de los pilares de la diplomacia gala en el continente negro para frenar la corriente progresista liderada por Argelia, Tanzania, Nigeria y Etiopia.
En 1977, los aviones de guerra franceses Jaguar, procedentes de la base de Dakar, aniquilaron a varias columnas saharauis que habían atacado Nuakchott, Zouérate y otras ciudades mauritanas. Intervinieron incluso en tierras del Sahara Occidental como protesta contra la captura por parte del Frente Polisario de cooperantes franceses que operaban en la empresa de extracción de hierro de Zouérate.
Las hazañas bélicas francesas llegaron también a Chad, para proteger a su presidente amenazado por una oposición armada, en Costa de Marfil para derribar al presidente Laurent Gbagbo, para acabar con la rebelión armada en la región de Katanga, en el antiguo Zaire de Mobutu Sese Seko.
En la actualidad, las tropas francesas intervienen en la República Centroafricana, país amenazado por una guerra civil y en Malí donde se habían instalado varios movimientos terroristas que amenazan a toda la región del Sahel. Esta última compuesta principalmente de paises aliados históricos de Francia.
En sus cruzadas en Africa, el Elíseo siempre contó con el apoyo de las tropas de Marruecos y de otros países del continente para dar una fachada africana a sus intervenciones. Argelia siempre condenó este intervencionismo francés en Africa. La participación del ejército marroquí junto al francés se hacía a cambio de un apoyo incondicional de Francia en el conflicto del Sáhara Occidental.
Según un despacho americano revelado por Wikileaks, Buteflika declaró a un embajador americano que Francia utiliza el apoyo a Marruecos para vengarse de Argelia. Sus intervenciones en la ONU fueron decisivas. Recompensaron al exSG de la ONU, Bouthrous Ghali, por su alineamiento a la tesis marroquí, con el puesto de Secretario General de la Organización de la Francofonía. Hicieron presión sobre el Enviado Personal de la ONU para el Sahara Occidental, Peter Van Walsum, para que se posicione a favor de la proposición marroquí de autonomía. Y por último, Francia está detrás de la fórmula “solución mutuamente aceptable” que dio privilegios a Marruecos a los que no tenía derecho.
La actual coyuntura impone nuevas alianzas y el enemigo de ayer quizás se convierta hoy en amigo. En Francia, desde hace un cierto tiempo, tanto Sarkozy como François Hollande hablan de Argelia “como potencia regional”. Pretenden incluso que “Argelia posee la clave del conjunto de la problemática en el Sahel”.
El apoyo a Marruecos en el conflicto del Sáhara Occidental se abandona a favor de un equilibrio en las relaciones con el conjunto de países del Magreb. Por primera vez en su historia, Francia no tiene las manos libres para intervenir en África del Norte en cuestiones que afectan a su propia seguridad, y está obligada a contar con países que hasta ahora jugaban un papel secundario en sus relaciones geopolíticas, en particular Argelia.
La situación en Libia , se ha transformado en un problema para la seguridad y los intereses económicos de Francia. Una patata caliente que Sarkozy lega a François Hollande y que obligará al nuevo Presidente a mitigar los ardores de colaboración exclusiva de la Francia neocolonial con el reino de Marruecos, en favor de los nuevos socios del Magreb y del Sahel. “No podemos intervenir en Mali, sin contar con la acción central de Argelia”, confesó Sarkozy en el debate televisado con motivo de las últimas elecciones presidenciales en el Hexágono. Algo con lo que Francia no había contado en su historia.
El protagonismo de Argelia es reforzado más aún con la posición de la Unión Africana que sostiene que “no podemos hacer frente a los problemas del Sahel sin contar con Argelia”. El papel que Francia y la Unión Africana atribuyen a Argelia, cobra aun más relieve ya que este último país tiene en su registro una rica experiencia en la lucha contra el terrorismo adquirida durante el “decenio negro”.
Es verdad que, detrás de estas declaraciones había también la intención de hacer de Argelia el gendarme de la región del Magreb y del Sahel. Conociendo el extraordinario potencial militar y financiero de Argelia, que hicieron de ella una verdadera potencia regional, querían implicarla en la solución militar de los múltiples conflictos que sacuden esta región.
Y lo más urgente a ojos de estos paises es la situación catastrófica que vive Libia. Pero Argelia reiteró en varias ocasiones que su ejército no interviene fuera de sus fronteras bajo ningún pretexto y defendió con ardor el diálogo como solución en la antigua Yamahiria de Gadafi.
Argelia acabó convenciendo a la comunidad internacional de la racionalidad de sus planteaminetos. De esta manera, los participantes en la Conferencia sobre Estabilidad y Desarrollo en Libia, organizada por el Ministerio español de Asuntos Exteriores en Madrid reiteraron unánimemente su convicción de que no hay solución militar a la presente crisis. Con este mismo argumento, Argel conduce las negociaciones entre las partes beligerantes para llegar a una solución pacífica en Mali.
En esta nueva configuración, los gobernantes marroquíes buscan desesperadamente una brecha para meter sus narices y perturbar el indiscutible liderazgo del país vecino en la región. Para ello, no dudaron en financiar a organizaciones terroristas como el MUYAO movimiento que tiene como único objetivo los intereses argelinos y saharauis. El rey de Marruecos recibió a los líderes tuaregs en un intento de convencerles para que boicoteen las negociaciones organizadas por Argelia,
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