Ricardo Sánchez Serra
El tiempo se acaba para la paz, estamos ya en la cuenta regresiva para solucionar de una vez por todas la cuestión saharaui, y que las Naciones Unidas pongan fecha y hora para la celebración del referendo de autodeterminación del Sáhara Occidental, que está esperando ya 22 años porque Marruecos lo está bloqueando.
El feudal rey marroquí, Mohamed VI, se encuentra colocando en vilo la paz por su obstruccionismo de lograr un acuerdo con la ONU y con los saharauis. Es más, está –ante la pasividad internacional- asumiendo posiciones cada vez más agresivas, como por ejemplo: primero, amenazando que está evaluando dar por terminada a la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (Minurso), establecido por Resolución del Consejo de Seguridad.
Segundo, obstaculizando continuamente la labor de Christopher Ross, Enviado Personal del Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon e intentando vetarlo, pero que tuvo que retroceder ante la presión de las potencias.
Tercero, insinuando con mayor frecuencia que se anexionará el Sáhara Occidental invadido, obrando contra todas las resoluciones de la ONU, que consideran a ese territorio como “No Autónomo” pendiente de descolonización y desconociendo el dictamen de la Corte de La Haya, que señala que no existe ningún vínculo territorial entre Marruecos y el Sáhara Occidental.
Cuarto, aumentando la brutal represión a los saharauis en los territorios ocupados por Marruecos y aplicando la tortura, que ha sido condenado por todas las organizaciones de derechos humanos del mundo, provocando las continuas protestas del Frente Polisario, legítimo representante del pueblo saharaui reconocido por la ONU, alentando así a no solo una insurrección, sino también el empuje de los jóvenes saharauis –que viven en los campamentos de refugiados- a irse la guerra.
Quinto, ignorando el reclamo de dar a conocer lo sucedido con más de 600 saharauis desaparecidos durante la guerra y asimismo, el mantener a 70 presos políticos saharauis en situaciones degradantes.
Sexto, expulsando de Marruecos a continuas delegaciones de eurodiputados, periodistas y organizaciones de derechos humanos que pretenden ingresar al Sáhara Occidental ocupado para informarse sobre cómo viven los saharauis.
Séptimo, acelerando el genocidio étnico y cultural contra el pueblo saharaui en los territorios ocupados, evidenciado esto último en la prohibición de costumbres religiosas, idioma, uso del nombre tradicional, construcción de jaimas (carpas), cambiando la historia, etc.
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