El nuevo embajador de Marruecos en España acaba de recibir la aceptación de su acreditación. Toda la prensa marroquí se ha hecho eco de eso y de sus relaciones personales con el Rey Mohammed VI. Sin embargo, esta “prestigiosa” prensa no ha articulado una palabra sobre las razones del despido del ex embajador, el tránsfuga Ahmedou Ould Souilem. Si su nombramiento se hizo a bombo y platillo, su ida tiene lugar casi de puntillas. Los marroquíes lo instalaron con mucho ruido creyendo que iba a contribuir a influenciar a la opinión publica española mayoritariamente solidaria con el pueblo saharaui y proveedor de la ayuda humanitaria que Marruecos busca cortar de la manera que sea.
Parece ser que el traidor Ould Souilem decepcionó a sus nuevos amos hasta el punto de que no quisieron incluirlo en la nueva lista de nombramientos que colocaron a otros dos tránsfugas a la cabeza de las wilayas de El Aaiun y Smara.
Desde hace mas de 20 años, Marruecos tambalea a los traidores saharauis entre diferentes puestos de la administración del Majzen y las oficinas de organizaciones internacionales sin recoger el mínimo fruto de su traición.
Rabat sabe que Hadrami y Bouchaab no van a hacer mejor que Ould Souilem, la iniciativa pretende calmar la opinión pública marroquí que no para de criticar la gestión de la cuestión saharaui por palacio.
Para los saharauis este ballet de traidores no pasa de ser un » Samba compró cebollas, Samba vendió cebollas ». Lo que significa que » nada ha cambiado » .
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