Desde mediados de la década de los 1970 , Marruecos y el Frente Popular para la Liberación de Saguia El Hamra y Río de Oro, conocido como Frente Polisario, se disputan el Sahara Occidental competir. En 1991, después de casi dos décadas de conflicto armado y de la anexión por Marruecos de las tres cuartas partes del territorio del Sáhara Occidental, un acuerdo para el alto el fuego fue firmado por los dos beligerantes. La adopción, en ese mismo año, por el Consejo de Seguridad de la ONU de la Resolución 690 permite el despliegue de los cascos azules de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental ( MINURSO) .
La MINURSO se encargó de velar por el respeto del alto el fuego por ambas partes y, sobre todo , como su nombre indica, preparar y organizar un referéndum de autodeterminación cuya celebración se fijó para el año siguiente.
Pero Marruecos se juró complicar su misión. Empezó impidiendo el desembarco del material con el que la MINURSO se proponde trabajar. La presión y la intimidación del personal se multiplicaron hasta el punto de convertirse en acoso moral. Los primeros funcionarios enviado para explorar el terreno tuvieron que volver después de que les hayan impedido viajar a El Aaiún. Otros fueron secuestrados durante un mes en un hotel en Rabat. Entre ellos, el primer jefe de la MINURSO. Tres meses pasaron antes de que la bandera de la ONU pueda flotar en la sede de la misión onusiense.
Marruecos también saboteó el proceso de identificación de los votantes organizando una nueva « Marcha Verde » de colonos marroquíes para condicionar los resultados del sufragio a su favor. Para ello contó con la complicidad del entonces secretario general de la ONU, el peruano Perez de Cuellar. Rabat le gratificará más tarde ofreciéndole el puesto de vice-director de la empresa Omnium Nord-Africain cuyo director no es ni más ni menos que el hijo del entonces ministro de AE, Abdellatif Filali, y esposo de la hija del rey Hasán II.
Cuatro meses después de la instalación de la MINURSO, su jefe, el suizo Johannes Manz dimitirá para protestar contra esta situación.
En mayo de 1996 , después de varios intentos fallidos de mediación, el Secretario General de la ONU anuncia el cese de la identificación de los votantes llevada a cabo por la MINURSO y, como consecuencia inmediata, sus efectivos son reducidos. De 1.000 miembros, la misión de la ONU ya no solo contaba con 243 personas en octubre de ese año, entre ellos el Comandante de la Fuerza y el personal médico ( cifras proporcionadas por la MINURSO) .
En 2013, después de veintidós años de presencia sobre el terreno, la misión de la ONU aún no ha logrado el objetivo que le fue inicialmente fijado, es decir la organización de un referéndum de autodeterminación. El actual Secretario General de la ONU, Ban Ki Moon, admitió que los cascos azules se limitan a velar por el respeto del alto el fuego ( Informe 2013 del Secretario General al Consejo de Seguridad, S/2013/220 ) .
Desde que Mohamed VI accedió al trono ( 1999 ), Marruecos rechaza la idea de organizar un referéndum de autodeterminación. En una visita à El Aaiun – la capital administrativa y económica del Sáhara Occidental bajo control marroquí – el soberano alauita declaró el 6 de marzo de 2002: » Marruecos no cederá ni una pulgada de su Sahara, inalienable e indivisible » ( Despacho de la Agencia Magreb Arabe Press ( MAP) , 6 de Marzo 2002). Ahora, las autoridades de Marruecos proponen conceder el estatus de región autónoma al Sahara Occidental. Para Marruecos, si debe haber un referéndum, tiene que ser sobre aceptar o rechazar su oferta de autonomía. Por su parte, el Frente Polisario sigue apegado al principio de autodeterminación.
Consciente de estas posiciones divergentes, el Consejo de Seguridad decretó el 30 abril de 2007 negociaciones « de buena fe y sin condiciones previas » ( Resolución 1754) entre Marruecos y el Frente Polisario .
Durante cinco años, se organizaron encuentros entre las dos partes bajo el auspicio de las Naciones Unidas. Sin embargo , una vez más, las posiciones opuestas e irreconciliables de ambas partes hacen que estas reuniones sean infructuosas y estériles. Ban Ki Moon reconoce que » ninguna de las partes ha aceptado la propuesta de la otra como única base para la negociación y ninguna ha tomado medidas que hasta la fecha indiquen que está dispuesta a avanzar hacia un compromiso aceptable » (2011, Informe del Secretario General al Consejo de Seguridad , S/2011/149 ). Denunció la actitud de las autoridades marroquíes para las que « las negociaciones […] están destinadas a negociar los detalles de [ su ] proyecto de autonomía » . (2012, Informe del Secretario General al Consejo de Seguridad , S/2012/197 ). Ban Ki Moon también señaló la atmósfera en la que tienen lugar las reuniones y subrayó que » el proceso de negociación se caracteriza por una total falta de confianza , y cada parte desconfía profundamente de la otra » ( 2011 Informe del Secretario General al Consejo de Seguridad S/2011/149 ). Una clara confesión de fracaso. Entonces, Christopher Ross , Enviado Especial del Secretario General para el Sáhara Occidental, decidió el 29 de noviembre de 2012, poner fin a las reuniones bilaterales.
En realidad, desde la puesta en vigor del alto el fuego y el despliegue de los cascos azumes , la situación apenas ha avanzado sobre el terreno. En la parte controlada por Marruecos, los saharauis que se atreven a expresar sus reivindicaciones independistas de independencia víctimas de la represión sistemática del aparato de seguridad marroquí. Los saharauis que viven desde hace décadas en los campamentos de refugiados cerca de Tinduf ( suroeste de Argelia ) siguen viviendo en precarias condiciones humanitarias. Cada mes , el Programa Mundial de Alimentos (PMA ) distribuye 90 mil raciones de alimentos a los refugiados saharauis más vulnerables.
Aunque es escenario de uno de los conflictos más antiguos desde la Segunda Guerra Mundial , el Sahara Occidental ocupa raramente la portada de los medias. Sólo se menciona este contencioso cuando una manifestación de saharauis es violentamente reprimida por las autoridades marroquíes. Con un alto el fuego relativamente bien respetado por ambas partes, la ausencia de combates y bajas en el campo de batalla, este conflicto no no llama la atención de los actores de la política internacional aunque miles de familias viven separadas desde hace casi cuatro décadades.
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